Introducción


“Entró en fuego el batallón carlista de Arlanzón (2º de Castilla), resistiendo a pecho descubierto, y conociendo Velasco (Gerardo Martínez de Velasco) que empezaban a escasear las municiones, le reforzó con el batallón del Cid (1º de Castilla), que subió a la carrera, desplegó una guerrilla por su izquierda y ayudó a los de Arlanzón a sostener la posición. Solos aquellos dos batallones, que apenas contaban cada uno 400 plazas, sin esperanza de refuerzo y al descubierto, hicieron tan heroica resistencia que fue la admiración de todos. Allí mostraron una vez más aquellos bravos castellanos, que siendo los más desatendidos eran los más valientes”.
(Antonio Pirala Criado: Historia Contemporánea. Anales desde 1843 hasta la conclusión de la última Guerra Civil. Acción del paso de Muñécaz o de las Muñecas, Vizcaya, 28 de abril de 1874)

Juicios parecidos, podemos encontrar en muchos de los autores que han estudiado el Carlismo, pero he entendido que debía reseñar el de un autor decididamente liberal, como lo era Pirala, aunque su reconocimiento hacía los castellanos, no esté exento de mala intención respecto del Carlismo en general. El caso es que, hace ya muchos años, se despertó en mí la pasión por la Historia de España y el paso del tiempo fue decantando mi interés hacia el Carlismo y dentro de su ya casi bicentanaria andadura, mi trabajo se iría centrando paulatinamente en el Carlismo castellano. Mi atracción se basaba en dos aspectos: primero, el intento de que mis esfuerzos pudieran contribuir a dar al Carlismo su verdadera dimensión, alejándolo de esa malévola o ignorante visión que lo reduce a algo pretérito y propio de vascongados o navarros, tan sólo comprometidos con una determinada bandería dinástica, y segundo, mi doble afinidad sentimental con él, por origen y carácter, además de entender que en ellos se encontraba representado el Carlismo más sacrificado y sincero.
En mi trabajo, El levantamiento carlista de Castilla la Vieja, intenté demostrar su importancia, cuantificando, en la medida de lo posible, ese primer movimiento castellano, no sólo a favor de los derechos de don Carlos María Isidro, sino también en los principios que representaba, pero haciendo también hincapié en los protagonistas, pues ponerles nombre y apellidos, ha sido otra de mis preocupaciones desde que me atreví a escribir sobre la Historia de España. Fruto de ese interés, fue el apéndice que acompañaba aquel trabajo, en el que incluía unas decenas de breves notas biográficas, sobre algunos de los actores de aquel movimiento en Castilla la Vieja.
Desde entonces, siempre tuve intención de completar aquel, podríamos decir, mini catálogo de carlistas castellanos, ampliándolo todo lo que me fuese posible y abarcando toda la historia del Carlismo. Son miles los nombres de carlistas que constan, tanto en libros como en archivos, pero no era fácil determinar, excepto claro está, aquellas pocas decenas que habían alcanzado más notoriedad, quiénes de aquellos hombres habían nacido en tierras de Castilla. Decidí por ello y con intención de hacer más asequible mi empeño, acotar el trabajo a los combatientes, eso sí, desde la Primera Guerra decimonónica hasta la que asoló España de 1936 a 1939. Reuní más de dos mil nombres, que por zona de actuación o por las unidades en las que estuvieron destinados, evidenciaban su origen castellano. Lamentablemente una cosa era confeccionar esa lista y otra muy distinta, encontrar los datos suficientes sobre ellos, como para poder dedicarles es mínimo de páginas que su esfuerzo merecía. Así, la lista ha quedado reducida finalmente a solo unos cientos. Estoy seguro, sin embargo, que son ejemplo suficiente de todos aquellos otros a los que la Historia, nunca podrá hacerles justicia.
Y para que las dificultades editoriales previsibles, no entierren nuevamente a la mayoría de los que he conseguido recuperar, he decidió crear esta página para asegurar así su pervivencia a los ojos de todos aquellos que curiosos de nuestro pasado quieran acercarse a ella.

martes, 30 de noviembre de 2010

Don Secundino ANGULO LUENGAS

Nació en la villa de Treviana (La Rioja), el día 19 de mayo de 1810, hijo de don Francisco López de Angulo y doña Ramona Luengas1.
El día 9 de enero de 1828, es decir, cuando todavía no había cumplido los 18 años, entró a servir en el 4º regimiento de Granaderos de la Guardia Real de Infantería, prestando servicio en Madrid y Reales Sitios de Aranjuez y San Ildefonso, para pasar de guarnición a Zaragoza durante el año 1829 y a Barcelona durante los años 1830 y 1831 y regresar luego a Madrid, donde se encontraba destinado cuando acaeció la muerte de Fernando VII. Durante ese tiempo había ascendido a Cabo 2º (1 de marzo de 1828), Cabo 1º (1 de julio de 1828) y Sargento 2º (1 de marzo de 1831).
Fue por tanto, uno de los que salió de Madrid para unirse a las tropas levantadas a favor de don Carlos, constándole haber sido reconocido como Alférez de Caballería el día de su presentación, el 16 de octubre de 1833. Nada detalla su Hoja de Servicios sobre participación en aquella campaña, pero por su origen y fecha en la que se incorporó, se puede deducir que debió incorporarse a las tropas que lideraba don Jerónimo Merino, siguiendo seguramente su suerte, al menos, durante los primeros días de la guerra. También sabemos que formaba en la división de Castilla al final de la contienda2 y que tenía la Cruz de Villar de los Navarros, es decir, que como muchos otros castellanos había estado en la Expedición Real. Había obtenido el empleo de Teniente con fecha 2 de diciembre de 1836 y el grado de Capitán, con la de 24 de agosto de 1837.
Se acogió a los beneficios del Convenio de Vergara, aunque no figura en el primer listado de revalidados. Pasó destinado como Teniente de Caballería “supernumerario” al regimiento de Caballería <<Guías del general>>, desde donde solicitó que se le revalidase el empleo de Capitán y la Cruz de Villar de los Navarros, aclarando que no había llegado a recibir Real Despacho de dicho empleo por haber sucedido el Convenio. La Junta General de Inspectores, firmaba el día 6 de febrero de 1841, un informe en el que se decía: “… Este interesado no acompaña documento alguno para acreditar que en las filas del Pretendiente hubiese obtenido el empleo de Capitán de Caballería que pretende revalidar, y cuyo despacho, dice él mismo, no llegó a recibir por efecto del convenio, y sólo apela en razón de dicho (empleo) a las listas presentadas por el General D. Rafael Maroto. Presenta original el Despacho de grado de Capitán y el Diploma de la Cruz de Villar de los Navarros…” y recomendaba que tan sólo se le reconociese el empleo de Teniente de Caballería y grado de Capitán, como únicos que acreditaba documentalmente, entendiendo además que la Cruz de Villar de los Navarros no se encontraba comprendida en las disposiciones al respecto. Con fecha 11 de marzo de 1843, cuando se encontraba prestando servicio en Madrid, en el regimiento de Caballería <<Lusitania>>, se haría efectiva dicha revalidación con antigüedad de la fecha del Convenio.
Es bastante prolija su Hoja de Servicios a partir de esta fecha, en cuanto a destinos y situaciones administrativas. Señalaremos que, encontrándose en Valencia, ascendió a Capitán, el 21 de agosto de 1843, pasando a situación de “reemplazo” a finales del mes de septiembre de 1844, hasta que, con fecha, 26 de abril de 1845, fue designado Ayudante Mayor en el regimiento de <<Pavía>>, 7º de Lanceros. Pasó por Aranjuez, Madrid, Alcalá de Henares, Zaragoza y Pamplona. Por Orden de 21 de octubre de 1847, “se le colocó en el turno de elecciones –para ascenso-, por los servicios prestados en el Establecimiento Central de Instrucción”.
El día 12 de febrero de 1848, “por disposición del Excmo. Sr. Director General del Arma, pasó a sus inmediatas órdenes” en Madrid, destino en el que permaneció hasta que el día 6 de mayo de ese año, pasó a mandar las fuerzas de su regimiento destinadas en el Depósito de Instrucción de potros establecido en Ciudad Real. El día 30 de junio de ese año de 1848, pasó destinado al regimiento de <<Bailén>>, con el que prestó servicio en Alcalá de Henares, donde, a partir del 28 de febrero del año siguiente, pasó nuevamente al Establecimiento Central de Instrucción, en el que permanecería durante dos años.
Con el regimiento <<Numancia>>, al que pasó a primeros del mes de marzo de 1851, prestó servicio en Ciudad Real, Vicálvaro, Madrid, Barcelona, Villafranca del Penedés, Tarragona, Reus… Tuvo una destacada actuación en los sucesos ocurridos en Barcelona durante los días 18 al 22 de julio de 18563, que le valió la Encomienda de la Orden de Carlos III, por Orden de 28 de ese mismo mes y año. Los años siguientes los pasaría en Barcelona.
El día 1 de enero de 1860 pasaría a Valencia, donde permanecería hasta el 12 de abril. Madrid y Alcalá de Henares, fueron sus siguientes destinos, hasta que, con fecha 31 de octubre de 1863, fue destinado al regimiento de <<Cazadores de Alcántara>>, 16º de Caballería, “en clase de Teniente coronel según Real orden de 30 del mismo”, aunque para pasar tan sólo 14 días, pues en el mes de noviembre se le daba de alta en el regimiento de <<Lanceros de Numancia>>, en el que ya había prestado servicio. Madrid, Alcalá de Henares y Ocaña, fueron sus lugares de residencia, hasta que el día 1 de enero de 1865, salió para Burgos.
En la capital burgalesa, recibió orden de incorporarse a la Dirección General del Arma de Caballería, en Madrid, destino del que se hizo cargo a finales de abril de 1866 y desde el que solicitó el “retiro” a finales de febrero del año siguiente, 1867. Era Teniente coronel de Caballería desde el 7 de noviembre de 1863.
Apenas disfrutaba de su retiro, cuando falleció en 1867. No tenemos la fecha exacta de su óbito, que creemos que tuvo lugar en Burgos, pero sí, que doña María Teresa Clemente, con quien había contraído matrimonio en 1842, presentaba un escrito en relación con su pensión de viudedad, el día 7 de diciembre de 1867.
Señalaremos que independientemente de sus destinos, desempeñó diversas comisiones: Instrucción de “quintos” en el año 1843; instrucción y doma de potros en 1844, cometidos ambos, que volvió a desempeñar en 1846 y 1847; otra vez fue encargado de la instrucción de “quintos” en 1851; también fue Capitán cajero en 1852; recluta de hombres e instrucción y doma de potros en 1853 y 1854; fue Jefe del Detall4 en 1855 y 1856; en 1857, Encargado de la Academia de Jefes y Oficiales; de 1858 a 1861, nuevamente fue responsable de la instrucción de “quintos” y doma de potros, y 1862, otra vez Jefe del Detall.
Además de haber sido nombrado Comendador de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, se encontraba en posesión de la de Isabel la Católica (23 de mayo de 1852) y de la de San Hermenegildo (12 de junio de 1857 con antigüedad de 9 de enero de 1853), y en su Hoja de Servicios se puede leer: Valor: Acreditado, Aplicación: Mucha, Capacidad y Conducta: Buena
1 .- Expediente Personal. Archivo General Militar de Segovia. En su Hoja de Servicios, no se lee con claridad el nombre de su población de origen, pareciendo leerse Triosana (Burgos), pero como quiera que no existe en la citada provincia, ni en parte alguna de España, una población que se denomine Triosana, hemos deducido que podía ser la de Treviana, situado en el epicentro del Carlismo castellano de la época, que si bien en la actualidad pertenece a La Rioja, en el momento del nacimiento de don Secundino, pertenecía a la de Burgos.

2 .- Aparece en el listado que de dicha División facilitó Maroto (Archivo General Militar de Madrid. Sección Guerras Carlistas. Rollo 5, carpeta 17).

3 .- Tras la caída de Espartero, se produjeron disturbios, en su apoyo, en varias ciudades, tal vez los más importantes en Barcelona, donde revoltosos y Milicia Nacional, tomaron varios puntos estratégicos de la ciudad, reforzados luego con gentes que acuden de los contornos. Las fuerzas fieles al Gobierno, también reciben refuerzos de Baleares. En la mañana del día 21, el General don Juan de Villalonga efectúa un ataque general contra los pronunciados, con un resultado final de más de 500 bajas, entre muertos y heridos, por ambas partes.

4 .- Se denomina “Detall” a la oficina existente en todos los cuerpos y unidades, encargada de la contabilidad, cuya misión fundamental es el control de la caja, habilitación, almacén…

domingo, 14 de noviembre de 2010

Don Isidro de ANDRÉS GUTIÉRREZ

Hijo de Matías e Isabel, nació en la localidad de Avellanosa de Muñó (Burgos), perteneciente al partido judicial de Lerma, el día 14 de mayo de 18061.
Era paisano cuando se unió a las tropas legitimistas, desde su pueblo, el día 20 de octubre de 1833. Tras la dispersión del Ejército Real de Castilla la Vieja, después de la jornada del 13 de noviembre en Villafranca de Montes de Oca (Burgos), regresó a su pueblo, del que volvería a salir, para unirse nuevamente a las tropas carlistas, el día 4 de septiembre de 1834, quedando en filas con el empleo de Sargento 2º de Caballería. Nada sabemos de sus destinos y peripecia entre las tropas de don Carlos, tan sólo que con fecha 10 de marzo de 1835, ascendió a Sargento 1º; que se le dio el grado de Alférez el 19 de mayo de 1836 y ascendió a ese empleo el 12 de abril de 1838 y a Teniente el 21 de diciembre de 1838.
Se acogió al Convenio de Vergara2. Su primer destino tras la contienda civil, por Orden de 20 de febrero de 1840, fue el regimiento de Caballería <<Guías del General>> (Espartero), que después recuperó su inicial de <<Montesa>>, desde el que solicitó, con fecha 17 de marzo de ese año, la revalidación de su empleo, lo que en principio no se le concedió por falta de documentación acreditativa del mismo. Se encontraba en situación de “supernumerario” en el citado regimiento de Caballería, cuando con fecha 19 de noviembre de 1842, solicitó nuevamente se le revalidase su empleo, constando que ahora, presentaba Real Despacho de don Carlos, de 17 de septiembre de 1838, en el que se le concedía la graduación de Teniente de Caballería, con antigüedad de 20 de junio de ese mismo año, recibiendo Despacho de su empleo de Teniente de Caballería, con fecha 24 de septiembre de 1843. Antes, el 10 de julio de ese año de 1843, había solicitado la licencia absoluta, que no se le concedió.
Por Orden de 31 de enero de 1844, se le concedió el grado de Capitán de Caballería, en recompensa a los servicios prestados, durante el pronunciamiento que desencadenó la caída del general Espartero, con antigüedad de 21 de agosto de 1843. No podemos seguir paso a paso todos sus destinos en este periodo, detallados minuciosamente en su Hoja de Servicios, pero sí debemos destacar que, participó “en el bloqueo, operaciones y sitio de las Plazas de Alicante y Cartagena”, sublevadas el día 1 de febrero de 1844, aprovechando las medidas “reaccionarias” del nuevo jefe de Gobierno don Luis González Bravo, desde el 2 de febrero al 4 de abril. Que, ese mismo mes y año, participó en la campaña contra los carlistas levantados en el Maestrazgo. Y que también combatió a los carlistas en Cataluña, durante la 2º Guerra (1846-49), mereciendo por ello la Cruz de 1ª clase de Real y Militar Orden de San Fernando. Había perseguido activamente a las partidas carlistas, sobre todo en la provincia de Lérida y había combatido, según su Hoja de Servicios, en Torms. Lérida (11 de octubre de 1848); ¿Los Boiros? (29 de octubre de 1848); Puebla de las Correas de Tremp. Lérida (3 de noviembre de 1848), y San Jordi Desvalls. Gerona (8 de noviembre de 1848).
Al final de aquella contienda permaneció en Cataluña, para pasar el día 20 de mayo de 1849 a Madrid, marchando el 4 de julio de ese mismo año al Real Sitio de Aranjuez. Allí se encontraba cuando tuvo la desagradable noticia, de que, con fecha 4 de octubre, se le había abierto una “Sumaria”, por haber faltado en la Caja del regimiento una cierta cantidad, cuya carencia se atribuía a la compra de prendas de vestir para el regimiento, no debidamente justificada, mientras éste se encontraba en Lérida, siendo don Isidro, el responsable de tales compras y por tanto de la deuda. Tras las investigaciones realizadas, el Fiscal determinó que el descubierto podía “proceder de no haberse llevado una formal y exacta contabilidad”, dictaminándose finalmente, con fecha 23 de noviembre, simplemente, que se le retuviese “la 3ª parte de su paga hasta extinguir los 2.528 reales y 12 maravedís liquida deuda que le resultó, encargándole muy particularmente que en lo sucesivo trate de desempeñar con el mayor celo las comisiones que se le confíen para no dar lugar a la formación de esta clase de procedimientos”. Siguió pues, con toda normalidad su servicio en Aranjuez, donde permaneció hasta el día 2 de julio de 1850, cuando regresó a Madrid, donde volvió a prestar servicio hasta el día 20 de febrero de 1851, que fue destinado a Ocaña (Toledo), desde donde pasó, el día 2 de septiembre de 1853 a prestar servicio en Aragón.
A finales del mes de marzo del año 1854, nada más haber recibido el empleo de Capitán (22 de marzo), por los méritos contraídos combatiendo en Zaragoza, el día 20 de febrero, a los sublevados del regimiento de Infantería de <<Córdoba>>, causó baja en el 13º regimiento de Caballería de <<Montesa>>, en el que había servido durante más de 14 años, por habérsele concedido por Orden de día 22, el de su ascenso, el pase a la situación de “reemplazo”. El 31 de mayo de ese mismo año, fue destinado, en la misma situación administrativa, al regimiento de Lanceros <<España>> 9º de Caballería y residencia en Valladolid, donde, con fecha 7 de octubre y antigüedad de 20 de julio, se le concedió el grado de Comandante.
Allí, en Valladolid, sería uno de los actores de un interesante episodio de la historia del Carlismo. El intento de sublevación de la plaza, sede de la Capitanía General de Castilla la Vieja, que en 1855 encabezó otro de nuestros protagonistas, don Epifanio Carrión, secundado precisamente por don Isidro Andrés; el también Capitán de Caballería, don Francisco Alonso Argüelles; el Teniente, graduado de Capitán del escuadrón de <<Cazadores de Castilla>>, don León Arenzana, también protagonista de este trabajo, además de otros comprometidos, militares y paisanos. En el Expediente estudiado, se conserva la sentencia dictada por el Consejo de Guerra celebrado en Valladolid, el día 2 de junio de 1855, ratificada por el Ministerio de la Guerra, con fecha 7 de abril de 1856. Por ella, sabemos que don Isidro Andrés, fue absuelto. Dice dicha sentencia respecto de él:
“ …y asimismo que se absuelva al Comandante graduado Capitán Don Isidro Andrés, al Capitán de reemplazo Don Francisco Alonso Argüelles, al soldado del regimiento de España Antonio Mateo, y a los paisanos Don Luis García y Don Zenón Sánchez, poniéndoles en libertad sin que les perjudique lo actuado en este proceso, en su opinión y carrera”.
Aunque, por la documentación complementaria, también obrante en su Expediente, parece deducirse que tal absolución, aunque no conste en la sentencia mencionada, debió producirse por falta de pruebas, pues parece claro que no se fiaban de él, pues fue sometido a vigilancia.
Pasaría destinado, mientras se sustanciaba la Causa antes reseñada, a la ciudad de Ávila, desde donde solicitó autorización para residir en Lerma (Burgos), el día 26 de mayo de 1857. Y en esa ciudad burgalesa se encontraba destinado, cuando se sintió enfermo, por lo que se trasladó a Burgos, donde fallecería el día 23 de agosto de 1857.
Entendemos que para terminar, es interesante reseñar el juicio que sobre él, emitió la Junta de Jefes del regimiento de Caballería donde se encontraba destinado, en el mes de enero de 1843: “robusto, ágil á pie y á caballo, de mediana instrucción y aplicación, desempeña regularmente su empleo con tino y firmeza en el mando, afición á la carrera y buena conducta…”. Estaba casado.
1 .- Expediente Personal. Archivo General Militar de Segovia (en él consta su partida de Bautismo).

2 .- Aparece en el listado que de la División de Castilla facilitó Maroto (Archivo General Militar de Madrid. Sección Guerras Carlistas. Rollo 5, carpeta 17) y en la “Relación de Jefes y Oficiales procedentes del Convenio de Vergara revalidados en sus empleos” (Archivo General Militar de Madrid. Sección Guerras Carlistas. Rollo 5, carpeta 45).

martes, 9 de noviembre de 2010

Don Pedro Pantaleón ANDIVIDRIA PÉREZ

Consta en su Hoja de Servicios1 que nació en la localidad burgalesa de Oña, antigua ciudad condal, sede del monasterio de San Salvador de Oña, panteón de reyes, infantes y condes, el día 27 de julio de 1788, hijo de Joaquín y Felipa2.
Conocemos que se incorporó como Soldado a las tropas españolas que luchaban contra el invasor, el día 5 de septiembre de 1809. Consta también en su Hoja de Servicios que asistió a las acciones de: Venta de “la Melchora”, en Cabezón de la Sal (Cantabria), camino de Vitoria, el día 25 de enero de 1810, en la que resultó herido; Peña de Orduña (Vizcaya), el 26 de octubre de ese mismo año; Areta (Álava), el 27 de agosto de 1812; Zornoza (Vizcaya), el 29 de agosto, también de 1812 y “en las demás que ha tenido su primitivo cuerpo desde que se presentó en él”, dice también dicha Hoja. Y el Cuerpo al que se refiere era el regimiento de Caballería <<Húsares de Iberia>>, en el que ascendió a Cabo 1º (12 de julio de 1810), Sargento 1º (2 de enero de 1812) y Alférez de Caballería (15 de julio de 1812), empleo con el que, el día 30 de abril de 1819, solicitó el “retiro”, que se le concedió con fecha 7 de septiembre de ese año.
Se encontraba en su pueblo natal3, disfrutando de dicho “retiro”, cuando, según sus propias informaciones, a pesar de encontrarse imposibilitado “de resultas de las heridas recibidas en la Guerra de la Independencia” salió, dejando a su mujer y cuatro hijos, para unirse a “Cuevillas”, el día 5 de marzo de 1822, aunque oficialmente le consta el día 16 de febrero de 1823, informaciones que no son contradictorias, pues entendemos que la primera fecha puede referirse a contactos y conspiraciones y la segunda a su incorporación oficial, que no impide tampoco alguna salida anterior, aunque con regreso a su casa. El caso es que, en aquella Campaña, alistado en los Lanceros de <<La Rioja>>, le consta haber asistido a las acciones de La Cabada. Cantabria (27 de marzo de 1823) y Los Fornos. Asturias (19 de marzo de 1823), en la que “se portó con honor”. El 26 de abril de 1824, sería nombrado Teniente y 2º Ayudante del regimiento Lanceros del <<Rey>> por don Ignacio Alonso-Cuevillas “menor”, que se titulaba Comandante General de la División de Rioja y Merindades de Castilla. Pasaría luego al regimiento titulado <<Cazadores de la Reina Amalia>> y por último al de <<Albuera>> 5º de Ligeros.
El día 1 de septiembre de 1824, acogiéndose al artículo 15 del Real Decreto de 9 de agosto de ese año, volvió a solicitar el “retiro” para Oña con el aumento de sueldo que se considerase oportuno por sus nuevos servicios. En su instancia, también reclamaba que se le reconociese su nuevo empleo y el grado de Capitán, de acuerdo al artículo 4 del anterior Real Decreto y el Diploma de la Condecoración, prevenida para su caso en el artículo 11 del mismo Real Decreto. Acompañando a su petición, copias de los Real Despachos de sus empleos y Hoja de Servicios.
En el informe que se añadió a su instancia, se hacía constar que además, el día 18 de enero de ese año de 1824, había solicitado la Administración de las salinas de Poza de la Sal o la Comandancia del Resguardo de las mismas, petición todavía sin resolver. La inmediata resolución que se tomó, fue de 14 de ese mismo mes de septiembre, para disponer que, habiendo hecho varias peticiones en una misma instancia, se le devolviese y rehiciese, haciendo sus peticiones por separado. Inmediatamente lo hizo Andividria, y con fecha 18, presentaba una nueva instancia reduciendo su petición a su “retiro” a Oña, con el aumento de sueldo que se estimase conveniente. Esta nueva solicitud se remitió a la Junta de Clasificación, el día 20.
El 27 de junio de 1825, imaginamos que preocupado por la falta de respuesta, volvió a solicitar su “retiro” en la villa de Oña, instancia que se cursó, el día 2 de julio, al Ministerio de la Guerra. La batalla por los derechos adquiridos, como la de tantos otros voluntarios del Altar y el Trono, se resolvía tarde y de forma claramente perjudicial para la mayoría. Reproducimos la que a nuestro personaje atañe, fechada en Madrid el día 10 de septiembre de 1826:
En conformidad con el Artº. 15 del Real Decreto de 9 de Agosto de 1824 que D. Pantaleón Andividria cita en su solicitud, no tiene derecho a otra gracia, que la del grado de Teniente con que ha sido restituido al retiro que disfrutaba cuando se unió a las tropas que defendían la integridad de la Religión y Derechos del Trono. Según también para ello el Artº. 30 del mismo Soberano Decreto por el que tienen retiro con sueldo los de primera época y opción a que se les aumente los que ya lo disfrutaban y se encuentran en ella misma y no en la 2ª como este interesado
Sin embargo, curiosamente, a pesar de este dictamen obrante en su Expediente Personal, en su Hoja de Servicios, parte del mismo, consta que por Real Orden de 25 de junio de 1825, fue clasificado como Teniente de Caballería “vivo y efectivo” con antigüedad de 26 de abril de 1823, además de concederle el Escudo de Fidelidad y Cruz de Segunda clase de la Fidelidad Militar. Contradicción tan sólo explicable, por la lentitud y diversidad de cauces, con que trabajaba la burocracia fernandina.
En cuanto al “retiro” solicitado, le fue finalmente concedido el 16 de julio de 1826, en calidad de “disperso” y con residencia en Orduña (Vizcaya), consiguiendo, tras solicitarlo nuevamente el día 2 de febrero de 1831, que finalmente se le autorizase a residir en Oña.
De Oña saldría para unirse a las tropas carlistas. En la documentación estudiada, constan los siguientes datos sobre su participación en la contienda: Que hallándose en Oña, retirado, como Teniente de Caballería, salió el día 15 de marzo de 1835, para unirse a don Carlos. Que recibió Despacho, firmado por don Carlos, en Amurrio (Álava), el 6 de noviembre de 1837, siendo Capitán, concediéndole el grado de Teniente coronel de Caballería, con antigüedad de 24 de agosto de ese año, por su destacada actuación en la batalla de Villar de los Navarros (Zaragoza) y que con fecha 15 de febrero de 1838, recibía la Cruz de distinción de la batalla de Oriamendi (Guipúzcoa). Información que tan sólo nos permite deducir que participó en la Expedición Real (18 de mayo a 26 de octubre de 1837) y que se encontraba entre los jinetes que encabezados por S.A.R. el Infante don Sebastián Gabriel, acudió para decidir la batalla de Oriamendi.
Se acogió al Convenio de Vergara4, pasando al depósito de Burgos, desde donde, con fecha 9 de diciembre de 1839, solicitó se le concediese la licencia absoluta y residencia en Oña, lo que le fue concedido el 21 de enero de 1840. Trató luego que se le revalidasen empleos y grados con arreglo al Decreto de la Presidencia de 5 de diciembre de 1840, lo que, en principio, no consiguió por haber realizado la petición fuera de plazo, pero que finalmente le fue concedido 27 de abril de 1843, siéndole revalidados su empleo de Capitán de Caballería con grado de Teniente coronel con la antigüedad de la fecha del Convenio, 31 de agosto de 1839.
El último dato que tenemos le sitúa en la villa de Oña, a finales del mes de abril de 1844, por lo que, entendiendo que seguramente ya no volvió a salir de su pueblo, consultamos nuevamente su archivo parroquial, pudiendo comprobar que efectivamente falleció en Oña el día 1 de marzo de 1855.
1 .- Expediente Personal. Archivo General Militar de Segovia.

2 .- Datos facilitados por la parroquia de San Salvador de Oña.

3 .- Aprovechamos para indicar que siempre que, se siempre que en una Hoja de Servicios, se aludía a un voluntario incorporado a las tropas realistas en la Campaña de 1821-23, se hacía constar su lugar de residencia o destino, el día 7 de marzo de 1820, cuando el Palacio Real de Madrid se vio rodeado de una muchedumbre que apoyando al sublevado Riego, determinó que Fernando VII, se viese obligado a jurar la Constitución de 1812.

4 .- Aparece en el listado que de la División de Castilla facilitó Maroto (Archivo General Militar de Madrid. Sección Guerras Carlistas. Rollo 5, carpeta 17) y en la “Relación de Jefes y Oficiales procedentes del Convenio de Vergara revalidados en sus empleos” (Archivo General Militar de Madrid. Sección Guerras Carlistas. Rollo 5, carpeta 45).

Don Hilario ALONSO-CUEVILLAS Y REMÓN

Hijo de Ignacio y Catalina, nació en Miranda de Ebro (Burgos) el día 13 de enero de 18011.
Por su Hoja de Servicios, sabemos que su vida militar se inició en plena Campaña Realista, el día 1 de junio de 1822, cuando fue designado Subteniente de Infantería, entre los voluntarios riojanos que combatían al régimen constitucional. Campaña que terminó como Capitán (4 de septiembre de 1822) con grado de Teniente coronel (12 de marzo de 1823).
Ascendido a 2º Comandante de Infantería (20 de agosto de 1824), fue mandado al batallón ligero de la <<Unión>>, después ligero de <<Barcelona>>, con destino en Cuba (llegó a La Habana el día 6 de febrero de 1825). En aquella isla permaneció hasta finales de mayo del año 1830, cuando se embarcó de regreso a la Península, donde desembarcó el día 17 de julio, siéndole concedida la licencia “ilimitada”. Durante esta época, se ofreció al Gobierno de Fernando VII, para combatir a los constitucionalistas acaudillados por Mina (Francisco Espoz y Mina), recibiendo las “gracias” y el grado de Coronel (8 de mayo de 1831), pero como quiera que no se le reintegró al servicio activo, solicitó pasar en la misma situación administrativa al Ejército de Cuba. Estuvo de guarnición en pueblo de Trinidad, hasta que en el mes de octubre de 1834, pasó a Puerto Rico, siempre en clase de “ilimitado” y en expectativa de “retiro”, según consta en su Hoja de Servicios, “por no inspirar confianza sus antecedentes al Capitán general de la Isla de Cuba”. A finales del mes de mayo de 1836, embarcó para la Península, considerándosele desde su llegada “ausente sin justificación”, hasta que con fecha 15 de enero de 1837, se constata su incorporación a las filas carlistas.
En éstas, se le reconoció, con fecha 10 de abril de 1837 el empleo de Coronel. Estuvo en la Expedición Real hasta que, se le ordenó regresar para reunir a todos los dispersos y heridos que habían quedado en Cataluña y llevarles hasta el Norte. En cumplimiento de esa orden, el día 29 de julio de ese año de 1837, dejaría la Expedición Real en Iglesuela del Cid (Teruel), para repasar el Ebro el día 5 de septiembre2. Figuraría luego en la expedición que mandó durante la primavera de 1838, don Ignacio de Negri, conde de Negri. Aunque tal vez, su actuación más destacada, es haber tenido el dudoso honor de estampar su firma en el Convenio de Vergara, como jefe de la División de Castilla, tras lo que pasó al depósito de Jefes y Oficiales de Burgos, cuyo mando desempeñó hasta su disolución, en el mes de octubre de 1842. El 17 de diciembre de 1843, se le revalidó el empleo de Coronel de Infantería con fecha del Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839), quedando en situación de “reemplazo” en la ciudad de Burgos.
En dicha ciudad se encontraba cuando tuvieron lugar los sucesos que terminaron con la regencia de Espartero. El 9 de enero de 1844, se firmaba su ascenso a Brigadier de Infantería, con antigüedad de 30 de diciembre de 1843, por los méritos y servicios, “en particular a los que habéis contraído en la provincia de Burgos a favor del pronunciamiento nacional”. Permaneció, no obstante, en situación de “cuartel” en Burgos, hasta el día 18 de agosto de 1846, cuando fue nombrado Comandante general de Palencia, destino en el que tan sólo estuvo un mes, pues el 14 de septiembre, fue nombrado para igual puesto en Orense, puesto que desempeñó hasta el 18 de agosto de 1853, en que pasó nuevamente a la situación de “cuartel”. El 15 de febrero de 1854, fue designado Gobernador militar de la provincia de Orense, aunque el 27 de agosto de ese mismo año, nuevamente quedaba de “cuartel”. El 14 de noviembre de 1856, fue nombrado Gobernador militar de Jaca, puesto que no llegó a desempeñar pues le fue cambiado por el de la provincia Pontevedra y plaza de Vigo. El día 1 de julio de 1858, pasaría otra vez a la situación de “cuartel”.
Creemos que ya no volvería a desempeñar cargo alguno, pasando, años después y en esa misma situación, a la plaza de Orense, donde sabemos que estaba ya en el año 1863. El 3 de octubre de 1869, seguía de “cuartel” en Orense y por su actuación, en los sucesos allí acaecidos ese día, el 11 de diciembre de 1869, don Francisco Serrano, Regente, le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar. Entendemos dadas las fechas de las que hablamos, que su postura sería de apoyo a los generales revolucionarios. El 24 de junio de 1871, ya “exento” de servicio, se le nombraba Caballero Gran Cruz de la Orden Militar de San Hermenegildo. En Orense, ciudad a la que se encontraba ligado desde 1846 y en la que había contraído matrimonio con doña Mercedes Álvarez-Seara y García de Viniegra3, en 1848, fallecería, el día 12 de enero de 1881.
Para terminar no queremos dejar de apuntar que su hermano don Ignacio fue uno de los grandes protagonistas del primer carlismo castellano y que el padre de ambos, don Ignacio Alonso-Cuevillas y Zapatero, que nació en Cervera de Río Alhama el día 1 de febrero de 1764, y era Juez de Contrabando en la ciudad de Bilbao (Vizcaya), cuando esta se pronunció, el día 3 de octubre de 1833, por don Carlos. No nos cabe duda que estuvo al lado de los sublevados, aunque no quede constancia de su actuación, tal sólo sabemos que falleció a principios del mes de diciembre de 1835, siendo enterrado en el cementerio de Santurce (Vizcaya) el día 6 de ese mes de diciembre.
1 .- Expediente Personal. Archivo General Militar de Segovia.

2 .- Un relato detallado de esta expedición, se puede encontrar en la obra del padre Alberto Risco, Mil Hombres, Imprenta de Blass y Cía. Madrid, 1920, biografía de don Francisco de Paula Romero y Palomeque, pp. 143 a 167.

3 .- En su Expediente Personal, consta su Expediente Matrimonial.